Inmunobiología de las mucosas.- La relación de nuestro organismo con el medio ambiente se establece a través de nuestras superficies mucosales, destacando la mucosa gastrointestinal (GI), la respiratoria, genitourinaria, ocular, ótica e incluso la piel. Esta última tiene una superficie total de alrededor de 2 m2 y constituye el mayor órgano del cuerpo. Sin embargo, las mucosas GI y respiratoria, en combinación, cubren un área de casi 400 m2, lo que las hace el sitio primordial de intercambio con el exterior. Esto tiene un alto costo puesto que, al ser 200 veces más extensas que la piel, sufren el embate continuo de virus, bacterias y parásitos, que pugnan por penetrar sus superficies y alcanzar el interior de nuestro cuerpo. Además, por su naturaleza fisiológica, las mucosas son barreras semipermeables que deben permitir el paso de substancias que necesitamos para sobrevivir. ¿Como discriminan las mucosas que substancias son innocuas y cuales son peligrosas? Este es solo uno de los temas que estudia la inmunobiología de las mucosas.
Otro aspecto de particular importancia del sistema inmune de las mucosas es el referente al tipo de inmunidad que ejerce. A diferencia de la respuesta inmune sistémica (la que se produce en el interior de nuestro cuerpo), que es de tipo esterilizante, es decir, no permite que se establezca ningún elemento "extraño" (llámese patógeno, célula cancerosa o una simple proteína ajena), la inmunidad mucosal debe dejar que exista una abundante flora normal en las mucosas, ya que su presencia de hecho ayuda a nuestro organismo. Esto lo logra a través de lo que llamamos "exclusión inmune", que significa que, a través de la respuesta inmunológica, se impide la penetración del material "extraño", pero sin necesariamente destruirlo. Esta particularidad del sistema inmune de las mucosas nos permite "adaptarnos" al medio ambiente en el que vivimos.
Estamos familiarizados con el concepto de que los niños y ancianos son más susceptibles a padecer enfermedades infecciosas, especialmente respiratorias y gastrointestinales y, aunque se han vertido muchas hipótesis para explicar esa situación, ninguna ha incluido el estudio detallado del sistema inmune de las mucosas respiratoria y gastrointestinal en esas etapas de la vida. Consideraciones éticas limitan el estudio en humanos y los modelos en roedores son demasiado pequeños para estudiarse adecuadamente y obtener resultados relevantes. Nuestro grupo ha descrito la estructura y desarrollo del sistema inmune gastrointestinal, para explicar esas etapas de alta susceptibilidad a infecciones empleando al minicerdo vietnamita como modelo experimental. Las semejanzas anatómicas, fisiológicas y de comportamiento del cerdo con el humano son sorprendentes y lo hacen un modelo ideal para estudios de digestión, farmacológicos, transplantes, conducta e inmunidad. De hecho, el cerdo padece enfermedades infecciosas muy semejantes a las humanas y en los mismos períodos de vida. También estamos realizando estudios de la estructura y desarrollo del sistema inmune de la mucosa pulmonar, con el objetivo de explicar, al menos en parte, la mayor susceptibilidad de los animales jóvenes a enfermedades (como ocurre con los niños) y encontrar una edad adecuada para vacunar.
En cuanto a vacunación, la OMS ha establecido una directiva para encontrar alternativas a las inyecciones intramusculares (IM) para inmunización. Es decir, se plantea que las vacunas se apliquen por vías no intrusivas como las mucosales, de ahí que se quiera desarrollar vacunas orales, inhaladas, sublinguales, vaginales y tópicas. Se trata de facilitar su aplicación, que sean más estables, de cobertura mayor y más baratas. Independientemente de esas ventajas potenciales, la vacunación tradicional parenteral (intramuscular) ha demostrado que es muy eficiente induciendo inmunidad sistémica (anticuerpos y células específicos circulantes), pero prácticamente no incide en las mucosas del organismo, por lo que estos tejidos siguen susceptibles a la infección en una persona vacunada por esa ruta. Esto explica en parte el fracaso de vacunas que pretenden controlar enfermedades que se establecen en las mucosas o penetran a través de ellas (influenza, rotavirus, VIH, etc.) pero que se administran por vía IM. También explica por que pacientes vacunados de esta manera están protegidos contra la enfermedad, pero los patógenos aún pueden infectar sus mucosas y diseminarse en el medio ambiente (portador sano), donde, al encontrar a una persona susceptible, podrían inducirle enfermedad, impidiendo el control efectivo del problema. Nuestro grupo está desarrollando vías alternativas de inmunización que produzcan respuesta inmune en las mucosas, con la idea de obtener en los pacientes una inmunidad integral que lo proteja a nivel sistémico y mucosal para lograr un control más efectivo de las enfermedades infecciosas.
En resumen, el estudio de la inmunobiología de las mucosas es un campo nuevo dentro de la inmunología, de rápido crecimiento y que aborda tanto aspectos básicos (regulación inmune, inducción de tolerancia, maduración inmune) como prácticos (desarrollo de vacunas mucosales y tolerógenos, inmunoestimulación e inmunotratamiento) y que requiere de investigadores y técnicos que aporten nuevas ideas y aproximaciones experimentales alejadas un tanto de la tradicional visión guerrera del sistema inmune sistémico (inmunidad esterilizante) y que se familiarice más con la visión más ecológica de un sistema de vigilancia, adaptación y mantenimiento de la homeostasis del organismo que, al parecer, son sus funciones reales.